Las espinas de la vida, también tienen algo de belleza y su razón.
Muchas veces espere aquella respuesta, que pacientemente y día a
día no encontraba, empecé a sentir aquel desprecio y lejanía, que solo tú y
solo a mi me dedicabas, comencé a pensar que algo malo te había hecho, pues
ninguna palabra yo obtenía de tus labios, sentía algo raro y tu siempre tan
ausente, que solo silencios y tu espalda conocí.
Pero ahora vuelves confesando que me quieres, según diciendo que
me extrañas locamente, que me sientes, que me miras, que me tienes, sin
sentirme, ni mirarme, ni tenerme.
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Besoss